martes, 13 de febrero de 2007

¿Qué es el Amor?



El otro día quise preguntar: ¿Qué es el Amor? Para cada uno de nosotros tiene un significado distinto o similar, pero no igual. La respuesta se basa en las situaciones, en los sentimientos que casa persona vivió. También de cómo elegimos afrontar las cosas que nos pasaron. Algunos creerán que es dolor, porque sólo les tocó sufrir. Otros habrán sufrido, pero no han dejado de creer en el amor. Y otros lo ven como algo hermoso de la vida. Todos sufrimos por amor, con mayor o menor intensidad. Y es por ello, que ligamos al amor con el dolor. Porque si no se ama, entonces no se va a sufrir.

Volviendo al principio, "¿qué es el amor?" preguntaba a personas cuya historia desconocía. Por suerte, la mayoría de las respuestas fueron buenas, porque veían al amor como el sentimiento más lindo que el ser humano puede sentir. A mí, personalmente me ha tocado varias veces sufrir por amor, pero nunca dejé de creer en él. Porque si me ha tocado entregar mi corazón a personas que no supieron tratarlo con amor, no es culpa del amor. Seguramente hay personas que lo hacen valer.

Entonces, ¿qué es el amor? En el libro de Leo Buscaglia "Vivir, amar y aprender" se lo trata de definir con una frase de Antoine de Saint Exupéry (autor de "El Principito") : "Tal vez el amor sea el proceso por el cual yo te conduzca delicadamente de regreso a ti mismo."

Yo creo que el Amor es sentir ese sentimiento inexplicable que te hace querer estar cada segundo con la persona amada, que te hace pensar en ella cada día, que te hace querer cuidarla, hacerla sentir bien, es sufrir más por su dolor que por el propio. Su felicidad, es tu felicidad. Y nos demuestra que "Lo esencial es invisible a los ojos" porque con el amor, se puede llegar a ver más alla de lo que los ojos pueden ver. El amor es la forma en que se comunican dos corazones,
es querer a la otra persona por lo que es, sin querer cambiarla...


Llénalo con amor

Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor
Adolescente, joven, viejo:
siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldio,
ve a buscar amor.
No pienses; “Sufriré”
No pienses: “Me engañarán”
No pienses: “Dudaré”
Ve simplemente, diáfanamente, regocijadamente, en busca del amor.
¿Qué indole de amor?
No importa.
Todo amor está lleno de excelencia y de nobleza.
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas.
Pero ama siempre.
No te preocupes de la finalidad de tu amor.
Él lleva en si mismo su finalidad.
No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras;
el amor lleva en si su propia plenitud.
¡Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor!

Amado Nervo

lunes, 12 de febrero de 2007

El Amor, hoy...



El objetivo de este blog, no es sólo dar mi opinión sobre determinados temas, sino también compartir palabras de otros autores que valen la pena ser leídas.
Un día encontré un poema de Medardo Ángel Silva, que me entristeció, porque dos días depués de que él haya escrito ese poema para esa persona que él amaba, ella (Amada Villegas) falleció. Y es por eso que digo que no hay que vivir en el mañana, sino en el hoy. Porque nunca sabemos que es lo que nos espera, nunca sabemos si hay un mañana. Sí hay que pensar, tenerlo en cuenta, pero para determinadas cosas como el amor, sólo tiene que existir el Presente.

El Alma en los labios

Para mi Amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada,
dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me falles me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento lleno de este cariño,
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
lejos de tus pupilas es triste como un niño,
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento,
y quisiera ser todo lo que tu mano toca,
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero,
llamarte mía como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,
y besando tus cartas ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda,
decirte la inefable pasión que me devora,
para expresar mi amor solamente me queda,
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,
dejar mi palpitante corazón que te adora.

Medardo Ángel Silva

El amor...


Sé que todavía me falta conocer muchas cosas sobre el amor, y no pretendo que todos lo vean como yo lo veo. Cada uno tiene su visión de él, cada uno tiene su forma de querer y de sentir. Todavía no sé si conocí al amor o creo conocerlo, no sé si se puede apreciar todavía más a una persona de lo que llegué a querer. Pero si sé que cada paso que di fue movido por el amor que sentía, y a pesar de que las lágrimas fueron más que las sonrisas, a pesar de que las heridas fueron cada vez más profundas, no dejé de creer en el amor.
Es verdad que primero hay que aprender a quererse a uno mismo, para poder querer a otro. Porque si no nos queremos nosotros, entonces no podemos pretender que alguien más nos quiera. Tenemos que estar en paz con nosotros mismos y hacernos valer siempre. No tenemos que dejar que nuestra vida pase a ser la del otro, es decir, depender de la persona amada. Tenemos que estar con una persona porque así lo deseemos, no porque necesitamos estar con ella. Si necesitamos para vivir a otra persona, entonces quiere decir que no estamos a gusto con nosotros, a solas.

“Darle a alguien todo tu amor nunca es seguro de que amarán de regreso, pero no esperes que te amen de regreso, solo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona, pero si no crece, sé feliz porque creció en el tuyo.”

Madre Teresa de Calcuta


miércoles, 7 de febrero de 2007

La vida...

Muchas personas nos preguntamos algunas veces: ¿qué es la vida? Pero no nos damos cuenta, que aunque busquemos y busquemos, no vamos a encontrar una respuesta. No existe. Entonces por qué perder el tiempo en pensar cosas que no nos llevan a ningún lado. Es aún mejor vivir ese tiempo que destinamos a preguntarnos qué es la vida.
Siempre tratamos de analizar todo, de comprender todo. Pero, a veces, es mejor tomar las cosas como vienen, sin cuestionar. Las cosas son simples, nosotros somos los que las complicamos. Cuántas veces hemos pensado qué haríamos si pasaría determinada situación. Yo no entiendo para qué andar ocupando nuestra mente en cosas que no sucedieron, y si alguna vez suceden, ya veremos que haremos cuando ocurran. Hay que vivir el hoy, el mañana está muy lejos todavía. Y si siempre pensamos en el mañana, nunca vamos a vivir el hoy. Entonces tomemos las cosas como vienen, tratemos de disfrutar lo más que podamos (si se puede disfrutar). O de enfrentar lo mejor que podamos si nos toca enfrentar. Las cosas pasan por algo, alguna enseñanza seguro nos traen. A veces tardamos en darnos cuenta cuál es, pero con el tiempo vamos a ir decubriendo qué es lo que nos faltaba aprender.

Una vez leí algo que me llegó al corazón y me hizo pensar que la vida es todo. No sólo son momentos lindos. También nos trae sufrimiento, lágrimas, angustia, tristeza, pero hay que tomar el valor necesario para superarlo. Así como aceptamos lo lindo, tenemos que aceptar lo malo.

"La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es dulzura, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es compromiso, cúmplelo.
La vida es un juego, disfrútalo.
La vida es costosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, devélalo.
La vida es promesa, lógrala.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, enfréntala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es preciosa. Jamás la destruyas.
Porque la vida es la vida, vívela."

Madre Teresa de Calcuta

"Después de la tormenta, siempre sale el Sol."


Lo Esencial...



“No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.” Decía el zorro al Principito de Antoine de Saint Exupéry. Muchos se enternecen al leer esta frase tan conocida, y dan por cierto lo que ésta afirma. Hay que ver con el corazón, la verdadera belleza está en el interior de cada uno de nosotros, esa belleza más pura que la física, que los ojos no pueden ver. Pero, ¿realmente es así? ¿Cuántas personas, las mismas que se enternecen por esas palabras, ponen en funcionamiento el mensaje? Estoy de acuerdo con que lo verdaderamente importante es lo que no se puede ver ni tocar. Pero lo que ven los ojos influyen, porque muchas veces (no siempre) si los ojos no aprueban lo que ven, no deja al corazón ver qué es lo sigue. Pero otras veces el corazón se nos adelanta y le gana de mano a los ojos, y hace que éstos aprendan a ver con amor. Tiene que ver, creo yo, con lo que cada persona está buscando, algunas buscan con el corazón, otras con los ojos y otras con ambos.
Pero aunque no lo pongamos en práctica muchas veces, es lo cierto. Ya que por mucho que una persona nos agrade a los ojos, lo esencial, lo verdaderamente importante (el interior de la persona) no nos gusta. Pero, ¿por qué es lo esencial? Porque el interior es el que forja las relaciones, es el responsable de los sentimientos. Uno cuando necesita de una caricia, de un abrazo, no busca solo manos o brazos, sino busca sentir ese cariño que traspasa los cuerpos y llega hasta el alma.
Ésto también se refleja en una obra conocida de Antonio Santa Ana llamada "Los ojos del perro siberiano". Si no la conocen, les recomiendo que la lean. El protagonista de esta historia tenía SIDA, la mayoría de su familia y sus amigos le dieron la espalda. Pero no su perro, el cual lo siguió mirando con los mismos ojos. Y es ésto a lo que llamamos “esencial”: las personas no supieron ver con el corazon, sólo miraron con los ojos y no pudieron ver mas allá. Pero el perro si supo mirar con el corazón...




Para aquellos que quisieran releer un fragmento de "El Principito" donde aparece esta frase, o para aquellos que no lo conocen, vamos a recordarlo:



Entonces apareció el zorro:


-¡Buenos días! -dijo el zorro.


-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vío nada.


-Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz.


-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!


-Soy un zorro -dijo el zorro.


-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!


-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.


-¡Ah, perdón! -dijo el principito.


Pero después de una breve reflexión, añadió:


-¿Qué significa "domesticar"?


-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?


-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?


-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?


-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.


-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "


-¿Crear lazos?


-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...


-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...


-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.


-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.


El zorro pareció intrigado:
-¿En otro planeta?


-Sí.


-¿Hay cazadores en ese planeta?


-No.


-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?


-No.


-Nada es perfecto -suspiró el zorro.


Y después volviendo a su idea:
-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.


El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.


-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, Ios hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.


-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...


El principito volvió al día siguiente.
-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.


-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.


-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.


De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando eI día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.


-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...


-Ciertamente -dijo el zorro.


- Y vas a llorar!, -dijo él principito.


-¡Seguro!


-No ganas nada.


-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.


Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.


El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.


-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.


-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.


-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.


-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.


-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...


-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo




Recuerden cada vez que los ojos vayan apoderandose del corazón, y repitan como lo hizo El Principito: "No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos."